Si eres de buen comer, hay algunos platos de nuestra carta que no debemos dejar pasar sin hablar de ellos. A todos nos gusta salir a tomar algo y disfrutar de unas buenas raciones, disfrutarlas cuando más nos apetezca. Por eso hoy hablamos de los torreznos perfectos y cómo prepararlos.
Cuántas veces salimos a tomar un buen vermut, una cerveza fresquita… Y por supuesto, a disfrutar de unas buenas tapas. Es una de las cosas que más me gustan de la Costa del Sol, pedir una tapa y acompañarla de una buena ración de torreznos.
Los torreznos, para los que aún no sepan lo que son, son tiras gruesas de tocino o panceta, que se preparan normalmente fritas en aceite. Su nombre proviene de la palabra «torrar» que significa literalmente asar algo pegándolo al fuego para que se dore.
Los torreznos de calidad, provienen normalmente de la panza de cerdo. Tras freírlos a fuego bajo se caracterizan por tener una corteza crujiente y dorada, cubierta de burbujas, con algo de carne magra y grasa en la parte inferior para darle mucha jugosidad.
En definitiva, un verdadero manjar que conquista fácilmente cualquier paladar, y que puedes probar en nuestra casa cuando lo desees con una cerveza bien fría.