El bacalao de Portugal es el plato más famoso de la gastronomía del país luso. Los portugueses, no son solo grandes productores de bacalao, también son el primer consumidor mundial. Esto hace que en Portugal consuma más de lo que realmente produce, obligando al país a mantener un déficit en su balanza comercial por las grandes importaciones que hacen de este producto en su cocina tradicional.
La historia del bacalao
Pero, ¿por qué es realmente el bacalao tan famoso en este país? Tenemos que remontarnos al siglo XIV, cuando Portugal estaba bajo el reinado Pedro I. Este estableció un acuerdo con el rey de Inglaterra Eduardo II para dejar que los pescadores lusos faenaran en aguas británicas, en el Mar del Norte, durante 50 años a cambio de sal. En ese periodo los portugueses aprendieron técnicas de pesca, de navegación y se convirtieron en unos expertos en la búsqueda de bacalao.
El bacalao se salaba y podía aguantar en perfectas condiciones durante mucho tiempo. Por lo que era el alimento perfecto. No era excesivamente caro, por lo que se hizo muy popular entre la población portuguesa. Se convirtió en un plato esencial para pueblo lusitano y un elemento de identidad cultural. De hecho, muchas expresiones portuguesas hacen referencia a este pescado. Por ejemplo, “quedarse en aguas de bacalao”, significa quedar en nada, como en España «en aguas de borrajas». Otra expresión común es «dame un bacalao» que significa, darse un apretón de manos».
En el siglo XIX la pesca de bacalao baja considerablemente ya que los portugueses deciden dejar de ir a pescarlo para importarlo. No obstante, poco a poco se vuelve a retomar el ritmo de la actividad pesquera, con sus altibajos en el tiempo, hasta que en 1974, los portugueses dejan de pescar bacalao.
Actualmente el bacalao portugués se importa de Noruega, Islandia o Rusia, normalmente en fresco y se sala y vende en los tradicionales mercados portugueses como el del Bolhão en Oporto o el de la Ribeira en Lisboa.